Guerra de Tinieblas
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 Día de Caza

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Sloan
Lobezno
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Fecha de inscripción : 22/08/2010

Día de Caza Empty
MensajeTema: Día de Caza   Día de Caza EmptyLun Ago 23, 2010 5:35 am

Era una noche muy helada y ventosa la que azotaba a Arcángel, una noche casi sin luna por las nubes de lluvia que la ocultaban junto a las millones de estrellas que adornaban el oscuro cielo, una noche peligrosa para aquellos que vagaban solos por los callejones, y aunque nadie lo creyera, mucho más peligrosa para los Licántropos que entraban al bar Hell's Balls a tomar una que otra copa, pues no hacía falta aclarar que este mismo estaba infestado de vampiros, los cuales no dudarían en masacrarlos si lograban sentir su presencia.

Sin embargo, aunque lo mencionado antes fuera sabido de sobra por los Licántropos más inexpertos, uno de ellos ingresó al bar con un olor a sangre vampírica increíble, vistiendo una gran túnica negra andrajosa que cubría su cabeza y lo mostraba como un simple encapuchado. Este misterioso encapuchado pidió una copa y se sentó en la esquina más oscura de aquel bar, ocultándose tenuemente entre las sombras y bebiendo con tranquilidad su bebida, sin parecer darse cuenta que todos los chupa-sangre lo estaban observando con odio y a la vez gran cautela. - Sniff... -. La nariz de aquel misterioso sujeto entró en acción, pues pronto se dio cuenta que varios vampiros se acercaban con armas y tacos de billar, preparándose para darle una paliza y luego beber cada gota de su sangre con sumo placer.

Hey, tú. -. Dijo un vampiro de cabello rubio y largo, apuntando al encapuchado con una fina daga de plata. - Será mejor que te vayas... para que no manchemos con tu sangre este chiquero. ¡¡JIAJIAJIA!! -. Comentó el pelirrubio riendo al final con cierto sadismo marcado en su rostro, siendo acompañado por los demás vampiros quienes abrieron sus ojos como grandes platos al ver como el encapuchado ni se inmutaba. Este sujeto de misteriosa apariencia simplemente dio un sorbo a su bebida e hizo una seña de negación con su dedo índice hacia aquel vampiro, quien se sintió ofendido y lanzó una estocada con su arma hacia la cabeza del quien se encontraba frente a él, pero sin llegar a ver como el mismo le daba un fuerte y veloz golpe en la mano, suficientemente eficaz para desviar el ataque y provocar que su agresor se clavara su arma en su propio cuello, muriendo en el acto como por arte de magia. - Si quieren jugar... Aquí me tienen...

Pasaron tan solo unos diez minutos desde aquellas últimas palabras, y en aquel bar, en la cual se escucharon gritos de dolor y estruendos, se vio como parte del mismo se venía abajo tras grandes azotes provocados por aquel encapuchado, aunque obviamente efectuados con la ayuda de los cuerpos de decenas de vampiros. Aún así, lo más divertido fue cuando uno de ellos, uno de los vampiros, herido por unas filosas garras en varias partes de su cuerpo, salió corriendo del bar con los ojos cubiertos de lágrimas, gritando de terror y siendo alcanzado por una sombra que se interpuso en su camino, la cual lo hizo caer y revolcarse varios metros por el terreno. Aquella sombra no fue nadie más que el encapuchado transformado en un Hombre Lobo sosteniendo su túnica en su mano derecha, un Hombre Lobo que en esa forma se paró frente al aterrorizado vampiro y comenzó a interrogarlo con gran odio y sadismo reflejado en su rostro. - ¡¿Quien es tu líder?! -. Preguntó el Licántropo echando espuma por la boca y haciendo danzar los cabellos del chupa-sangre por los constantes resoplidos de su hocico.

Yo-yo-yo... Yo no sé. -. Dijo con temor aquel vampiro, quien comenzó a ser zamarreado por los largos y fuertes brazos del Licántropo, azotándolo contra el suelo varias veces sin imponer gran fuerza y así no matarlo. - ¡¡DIME!! -. Gritó abriendo su boca ampliamente y enseñándole sus peligrosas fauces, a lo cual el vampiro decidió contestar para alejar su vida de un final doloroso. - Podrás encontrarlo de día en el Monasterio de Arcángel, más no puedo decirte... ¡¡NO ME MATES!!. -. Gritó y gritó aquellas últimas palabras, pero fue demasiado tarde para él pues el Licántropo ya tenía sus respuestas.

El Hombre Lobo arrastró al vampiro durante varios kilómetros y al llegar a un bosque muy sombrío comenzó a desmembrarlo con una gran afición, terminando en tan solo segundos con su vida y luego bebiendo cada gota de su sangre hasta llenarse de ella. - No hay nada como la sangre de un vampiro asustado... -. Afirmó, volviendo a su forma humana y poniéndose la túnica una vez más, caminando hacia el lugar donde aquel chupa-sangre lo había enviado y preparándose para tener un verdadero combate. Por lo que había aprendido hasta hacía un par de años, los líderes de aquellas ratas resultaban ser siempre vampiros de pura sangre, por lo que si lograba enfrentarse a los mismos no tendría un combate estúpido como el que acababa de tener, la cosa sería sumamente complicada, la cual requeriría una gran concentración y habilidad para ser superada.
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