Disfrutándo de la soledad. [Privado]

La mano calló inerte en el suelo mientras que su propietario perdía la conciencia, la razón, falta de sangre que lentamente era succionada por aquel que creía que era su compañero de copas aquella noche. No podía creer con cuanta facilidad aquel hombre, que tan amablemente había escuchado sus problemas económicos y familiares, le hubiera acorralado en un callejón y clavado sus colmillos con una facilidad casi insultante para él que en sus años mozos había dado bastante guerra en sus peleas de juventud. Lo que aquel hombre no sabía era que había sido engañado por uno de los mejores seres que la creación, o la evolución había engendrado.

Una vez aquel humano estuvo seco Nathan separó su boca de la yugular de su victima, satisfecho, normalmente no lo habría logrado pero aquel desgraciado era el segundo que perecía bajo su abrazo. Aquel pobre diablo podría haber salvado la vida pero sinceramente después de todas las palabras inútiles que había tenido que tragar de él en el bar pensaba sinceramente que el mundo e incluso sus problemas económicos-familiares estarían mejor sin él. Lamió la herida de su cuello para que las marcas de los colmillos desaparecieran y acto seguido le apuñaló en el estomago para mantener a la policía ocupada con la causa de la muerte el tiempo suficiente como para desaparecer de la escena hasta que descubrieran que el cuerpo no tenía ni gota de sangre.

Con una sola mano Nathan arrastró el cuerpo hasta el final del callejón que iba a dar al borde del muelle y lanzó al desgraciado para que los peces ayudasen un poco a disimular su asesinato. Una vez suelto el vampiro se sacudió las manos que se habían impregnado del sudor del hombre al que había agarrado por el cuello y comenzó a caminar sin prisa en dirección a la ciudad. En su cabeza los planes que había estado trazando desde la segunda guerra mundial ya había cobrado forma y únicamente necesitaba a más de los suyos de su parte para comenzar a realizarlos, durante aquellos años se había entrevistado con varios miembros de su raza pero todos habían resultado ser extremadamente fieles a el código de los vampiros o decepcionantes en general.

Sin saberlo entró en la zona en la que Abrahel podía detectar auras ya que desconocía completamente presencia, además de la identidad, del vampiro en la zona. Finalmente se detuvo todavía sin establecer contacto visual con el otro neófito y sacó un móvil en el que comenzó a teclear a una velocidad increíble para los humanos. Cuando finalmente terminó pulsó el botón de enviar y de esa manera quedó concertada la próxima cita para conocer a lo que esperaba que no fuese una nueva decepción para sus planes, ya que si lo era tendría que comenzar a convertir humanos para formar su ejército.

En cuanto Abrahel pronunció las primeras palabras sus ojos se despegaron de la pantalla luminosa de su móvil para fijarse en los ojos del otro vampiro. Había dicho que era de los suyos y efectivamente el aroma que desprendía era el propio de su raza, por simple costumbre por así decirlo, los colmillos de Nathan hicieron su aparición, preparados para saltar sobre aquel otro vampiro y destrozarlo en el acto si demostraba que sus acciones eran hostiles. El otro neófito no atacó sino que se presentó dando su nombre a Nathan, al parecer no le era hostil o al menos no de momento.

- Das tu nombre con mucha facilidad a los extraños -Susurró Nathan que pese a la distancia que había entre ellos sería suficiente como para permitirle a Abrahel escuchar sus palabras con claridad. Su mano izquierda se movió lentamente por la cintura hasta que alcanzó el bolsillo trasero de su pantalón del que sacó una lista con varios nombres, el de aquel ser no constaba, esto podía significar dos cosas, o bien no era residente de Arkangel o bien su informante le había mantenido oculto por una razón y tras haberse entrevistado con siete de los miembros de la lista comenzaba a sospechar que su informante le había engañado a propósito.

- Mi nombre es Nathan, Abrahel y si me estaba alimentando, espero que este no sea tu coto de caza privado, según el regente de la ciudad es una zona de caza pública sobre la cual nadie ha reclamado derecho, aunque ya hace mucho desde esa conversación -Añadió momentos después mientras se relajaba un tanto, manteniendo la guardia alzada en todo momento por si debía defenderse de aquel vampiro aunque si resultaba ser poderoso la tentación de hacer que se uniera a su aquelarre particular, sería francamente irresistible.

Abrahel se dio cuenta de que el otro se había alarmado por sus palabras y había activado un estado de desconfianza en que el Abrahel podía observar un aura verde claro a su alrededor, que significaba la desconfianza, y como no, también un aura pálida que representaba que era un no-muerto. Abrahel debería medir sus palabras ya que esperaría cualquier pañabra en falso para asaltar sobre su yugular.

Abrahel le daba igual dar su nombe, ya que no pensaba que alguien de su misma raza le atacase, y si así fuera pelearía con él hasta la muerte. Pero poco le importaba a Abrahel todo aquello que se encogió de hombros y, de una patada, tiró una roca al mar que rebotó tres veces en este. Sonrió y volvió a mirar al otro que confirmaba algo en una lista desconocida para Abrahel.

El otro no sabía si ese era su coto de caza, pero Abrahel negó con la misma cara seria y fría de siempre, no lo era mas se alimentaba de gente de esa ciudad por pura diversión. Su aura se empezó a cambiar a azul claro que significaba la calma, poco a poco aquel vampiro se calmaba.

- No te preocupes, soy partidario de que las presas son de todos ... ¿Y qué hacías por aquí exactamente?

Al parecer el otro vampiro no era hostil por lo que finalmente Nathan se calmó por completo. No parecía un tipo corriente y eso llamó su atención, había descubierto que era un vampiro sin necesidad de captar su aroma que debido a los fuertes olores que desprendía aquella zona era bastante difícil de identificar y como había estado comprobando si le seguían no sospechaba de que Abrahel fuera un enviado del regente para terminar con su vida.

- Ahora mismo venía de alimentarme como has visto, estoy formando un aquelarre y necesito estar en plena forma para cuando haga las entrevistas a los candidatos a seguirme, por cierto, si no es indiscreción…¿Cómo supiste lo que era? -Preguntó sin levantar la voz aunque en su tono se pudo percibir la obsesión por nuevos conocimientos que seguramente también se notaría en su aura. Una habilidad como la que podría tener Abrahel le sería útil para saber cuando estaban rodeándole vampiros enemigos y cuando no eran sino simples humanos manipulados. Durante su época en Sudamérica había conocido a vampiros que utilizaban ciertos métodos para diferenciar entre uno de los suyos y un humano, pero desgraciadamente Nathan se encargaba de exterminarlos fueran lo que fueran por lo que en aquel momento desgraciadamente no prestó atención a aquellos lectores de almas.

Una respuesta llegó a su movil, al parecer el intermediario había establecido una cita con el próximo neófito al que había de visitar y sería aquella misma noche, pero por fortuna todavía le faltaban dos horas para llegar a la zona acordada y afortunadamente él sabía como moverse lo suficientemente rápido como para llegar al lugar con tiempo suficiente.

Su aura cambió de color nuevamente, se cambió a azul claro. Completamente calmado, pensó Abrahel. Sonrió de lado al vampiro. Su aura era azul claro, mas seguía siendo un color pálido que representaba su raza. Tal vez hubiera desconcertado al otro vampiro ya que los olores podrían camuflar al olor de uno de ellos, pero Abrahel no se había molestado en olfatear nada, sino su aura hablaba por él.

Efectivamente estaba desconcertado por la manera de reconocerlo, ya que le preguntó. Siguió con aquella sonrisa de lado, casi arrogante aunque si conocían a Abrahel podrían apreciar como la arrogancia no iba con él. Al parecer se estaba alimentando por allí, pero lo más curioso era el porque de su alimentación. Un aquelarre. Sonaba interesante a la par que tentador para Abrahel.

- Con que un aquelarre ... Bueno, para mí es fácil reconocer a los de mi raza. Simplemente, su aura habla por ellos. Nuestro pálido color de aura nos caracteriza. Siento que cada vez se me hace más fácil reconocer auras y que, dentro de poco, podré leer mentes ...

No era nada nuevo para Abrahel eso, y tampoco le sonaba nada impresionante su poder, ya que era suyo y nunca se había parado a calificarlo como era, mas como lo dijo podía resultar impresionante. Se fijó que antes de responder susodicha pregunta su aura cambió de color a verde, que quería decir que sentía obsesión por conocer la respuesta. Un mensaje llegó al móvil que alarmó a Abrahel, pero siguió indiferente.

Abrahel admitió que podía ver las auras de los demás y eso hizo que la curiosidad de Nathan aumentara varios enteros, sin duda le habían estafado en lo que información se trataba y solo le había proporcionado datos acerca de vampiros que o bien eran completamente inútiles o bien no eran afines con las ideas que Nathan tenía. Pero si conseguía que Abrahel se uniera a él, podría utilizar su poder para detectar a más vampiros y unirlos a su causa, no tendría que pagar más al informador del regente y sin duda se cobraría la ofensa de la estafa.

- ¿Y que más puedes hacer con ese don tuyo para ver las auras? -Preguntó Nathan curioso, ya que según recordaba él, los lectores de auras también se empleaban para más cosas además de detectar amenazas potenciales, si no se equivocaba cuando el barón Samedi se encontraba con los representantes del emperador siempre llevaba consigo a un lector de auras y por lo que había escuchado, los visitantes también traían uno, pero nunca recibió una explicación acerca de esto como si resultase estupidamente obvio. Desgraciadamente antes de poder preguntar acerca de eso se inició el retorno a África donde días después abandonó a su inmenso aquelarre para comenzar a viajar en solitario, ahora pagaba las consecuencias de haberlo hecho-¿Puedes hacer algo más aparte de eso? -Añadió con más curiosidad aun, Abrahel comenzaba a convertirse en un candidato a aliado esencial.

Podía notar como la curiosidad por su don aumentaba cada vez más y más por parte del otro vampiro. Abrahel estaba orgulloso de su don y haría con él grandes cosas. Nathan, aquel vampiro, le estaba empezándo a caer bien y si este formaba un aquelarre y le invitaba no le rechazaría, ya que sabia que ambos podían llegar a ser bastante poderosos y podrían subir puestos entre sus sociedad. Solo le quedaban por reunir más vampiros poderosos y llegarían muy lejos, estaba seguro.

Nathan, aún interesado en su don preguntó si podía hacer algo más que ver auras. Abrahel asintió como si fuera obvio, ya que no podría hacer nada solo viéndo los auras de las personas si no sabía interpretarlas correctamente. El don le había ayudado en grandes ocasiones a medir sus palabras y demás y ahora se lo contaba a un extraño, pero no le importaba lo más mínimo.

- Obviamente. No podía hacer nada en caso de ver auras y no poder intenpretarlas. Interpreto auras. Veo el color del aura de una persona y el color me dice su estado de ánimo o incluso su raza. Puedo diferenciar fácilmente a vampiros, humanos y licántropos, o mejor dicho, perros rabiosos.

Una sonrisa se dibujó en los labios del vampiro al decir la última frase en incluso una risilla logró escaparse de sus labios. Odiaba a los licántropos.

Nathan prestó atención a la explicación que Abrahel le dio sobre su don y no pudo creer lo que escuchaba, había encontrado un diamante en bruto en aquel vampiro ya que su poder directamente consistía en averiguar los sentimientos y emociones de la gente que veía, por fin comenzaba a comprender por que los grandes maestros de los aquelarres siempre llevaban a un lector de auras consigo ya que podían usarlos para saber cuando mentían y cuando decían la verdad con solo leer los colores de su alma. Ni siquiera le devolvió la sonrisa cuando hizo aquella broma sobre los licántropos ya que no lo entendía al nunca haber tenido motivos para odiarlos, los había combatido si, pero únicamente en defensa propia y si se ponía a sumar combates a lo largo de su vida había peleado contra más vampiros que contra los hombres lobo.

- Y bien Abrahel… ¿Alguna vez te ha interesado unirte a algún aquelarre? Con los tiempos que corren es la mejor opción para la supervivencia personal, ya que cada día se forman más y algunos han llegado incluso a atacar a otros vampiros que se han negado a unirse a ellos…Sin olvidar las manadas de los licántropos que tantos estragos han cometido contra nosotros -Comentó intentando sembrar en la cabeza de Abrahel las ideas que necesitaba que crecieran en ella para tentarlo lo suficiente para que se uniera a él. Al parecer la noche no iba a ser un desperdicio total tal y como había pensado, sino que por fin podría hacer algo de utilidad uniendo a Abrahel a su causa y quizás al otro vampiro que iba a ver aquella noche.

Observó como se entusiasmaba con su don. A ciencia cierta, había prestado una notable atención cuando le explicaba sobre su don y sus funciones. Nunca había estado en un Aquelarre, pero escuchaba de grandes lectores de auras. Casi todos los Aquelarres poderosos poseían uno, ya que podía explicar como se sentía las personas y ayudaba en caso de peleas o disputas, ya que los lectores de auras podían medir sus palabras de sobremanera que evitaran las peleas.

Esuchó con atención el "discurso" que le dio Nathan sobre unirse a un Aquelarre. Nunca se lo había propruesto él mismo, pero la verdad es que sonaba bien eso de formar parte de un Aquelarre. Tenía a gente le protegería y sería un gran grupo de vampiros sedientos de sangre de sus enemigos licántropo, o incluso, enemigos vampiros.

- Suena bien eso del aquelarre, me uniré.

Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Nathan cuando Abrahel aceptó el unirse a su aquelarre de vampiros, sin duda los hechos habían cambiado la peor noche del año en la segunda mejor noche de su vida, la primera en su opinión era cuando fue liberado de su sire hace tantos años en el borde que separaba África del resto de los continentes. Con la ayuda de Abrahel podría convencer al próximo vampiro para que se uniera a su pequeño grupo o también gracias a él descubriría si el neófito le engañaba en cuyo caso sería asesinado por las expertas manos de Nathan.

- Marchemos entonces a por el que será el próximo de los nuestros, según la información de mi informador, con el que ajustaré cuentas más adelante, se trata de una jovencita encantadora con grandes dotes para reunir información-Informó Nathan mientras sacaba el móvil de su bolsillo para volver a leer el mensaje que todavía se encontraba en su pantalla, ya iba siendo hora de ponerse en marcha hacía aquella dirección donde se encontrarían con Roxanne.

Una sonrisa se dibujó en los labios de aquel vampiro, sin duda había conseguido que se uniera. Al parecer estaba feliz de haberlo convencido a ello, pero Abrahel no tenía razón para negar la entrada que se le brindaba hacia el aquelarre. De nuevo, sacó su cajetilla de tabaco y volvió a sacar un cigarrillo.

La brisa no cesó aún, por lo que, ahuecándo su mano tuvo que proteger de nuevo el extremo de este para que pudiera darle mecha con el mechero. Cuando terminó, guardó todo y volvió a metersela en el bolsillo, dándole una calada justo cuando Nathan volvía a hablar.

Abrahel le volvió a escuchar atentamente mientras suspiraba humo por su boca. Le empezaba a gustar el sabor del tabaco. Habló del próximo objetivo, una mujer. Aún no conocía si había más gente en aquel aquelarre o si acababa de ser fundado, pero si esa chica aceptaba o era buena en lo que Nathan decía, tendrían a una chica en el aquelarre. Abrahel sonrió.

- Vayamos pués a por esa chica.

Abrahel empezó a caminar por el muelle, en dirección a su moto que estaba aparcada en el borde de este. Numerosas caladas por parte de Abrahel mientras andaba en dirección al muelle. Se apoyó en una viga de hierro que soportaba el peso de la planta superior del muelle y esperó en ese lugar a que Nathan llegara hasta él.